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Theodore De Bèza (3a parte)

Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.

Hebreos 6:10.



Théodore De Beza (1519–1605)

Estando en Ginebra colaboró en lo que podría llamarse el primer himnario evangélico. Clemente Marot inició este trabajo, pero Beza lo completó, les dio una expresión poética a los himnos y los editó. Puede decirse que, después de los esfuerzos luteranos por la himnología, este fue el primer himnario propiamente reformado, y se le conoció como el Salterio Ginebrino.


Él asistió al Coloquio de Poissy en 1561 en un esfuerzo por alcanzar un acuerdo político con los papistas. Sus presentaciones, unidas con un extraordinario despliegue de erudición, ganaron para él una reputación considerable que le aseguró el liderazgo de Ginebra después del fallecimiento de Calvino.


En 1564, a la muerte de Calvino, él declinó la nominación para ser el sucesor de Calvino tanto en la Academia como en la Iglesia de San Pedro, pero el Consistorio hizo arreglos para que él presidiera el Consistorio con la posibilidad de que fuera reelecto después de cada año. Finalmente, Beza aceptó este arreglo. Además, apenas transcurridos tres meses escribió y publicó la primera biografía de su maestro, Juan Calvino. Coleccionó y publicó las cartas de Juan Calvino en las cuales se revela no tanto el teólogo y filósofo, sino el ser humano, de carne y hueso, con toda la intensidad de sus emociones y pasiones.


A lo largo de su carrera, Beza era un perenne intercesor en la controversia acerca de los Sacramentos. Un rasgo importante de la carrera de Beza estaba en su esfuerzo constante en el ecumenismo con luteranos, pero lamentablemente se esforzaba no solo por conciliar la doctrina de la consustanciación, sino también la doctrina de la elección y la posición de Lutero acerca del Libre Albedrío.


De la misma manera que con Lutero y Calvino, los Jesuitas hicieron correr rumores de que Beza había muerto, y que, en su lecho de muerte, él se había retractado. Pero Beza aún estaba vivo. Sin embargo, ese día llegó, y Teodoro de Beza murió en el año de 1605. Y no se sabe más. Pero se debe tener la seguridad que en su muerte su Señor le dijo: “…Bien, buen siervo fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mateo 25:21).



CONCLUSION


De Beza en su intento ecumenista con el luteranismo no vio que eso significaba abrazar el escolasticismo de Guillermo de Occam, quien fue uno de los grandes filósofos escolásticos de la edad media, fue apodado el Doctor Singularis et Invencibilis; el ocamismo busca una conciliación entre la Escritura y la Filosofía de Aristóteles; un acuerdo entre la fe cristiana, la dialéctica y la filosofía.


De Beza en su adopción por el libre albedrío ignoró la posición de Calvino al respecto:

“Los apóstoles del libre albedrío se hacen enemigos de la gracia de Dios para erigir y confirmar el ídolo del libre albedrío del hombre”.

Juan Calvino: Institución de la Religión Cristiana, Libro II, Cap. V, Sección II.


El mismo [San] Agustín dijo:

“Los que defienden el libre albedrío mas bien lo echan por tierra, que lo confirman.

La admonición de Elías:

¿Hasta cuándo claudicaréis entre dos pensamientos?...

1° Reyes 18:21.


Debo recordarles nuestra tarea apologética: La razón de nuestro quehacer apologético, 1ª Pd. 3:15; el desarrollo de nuestro quehacer apologético, Ro. 12:2, Col. 2:8; el resultado de nuestro quehacer apologético, 2ª Co. 10:5.


JMVI, Bet-Sofer.



Referencias y Fuentes:


Texto:

Bet-Sofer.

betsofer@hotmail.com


Imagen:

British School, Dulwich Picture Gallery. "Théodore De Beza (1519–1605)", acceso No. DPG368.

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